Cuando ingresé a la Facultad de Educación de la PUCP nunca pensé que tendría la oportunidad de vivir una experiencia de internacionalización a través del Programa de Intercambio de la PUCP; sin embargo, a mediados del año 2022 pude indagar un poco más al respecto y, aunque fue una decisión que tomé a pesar de tener mucho miedo e incertidumbre, decidí postular para el intercambio del 2023-2 a la Universidad Pública de Navarra (UPNA) en España.
Esta fue una de las mejores experiencias de mi vida universitaria. Recuerdo que la carta de aceptación llegó un 2 de diciembre del 2022 y comenzó la travesía de organizarme para que mi viaje sea lo más llevadero posible, dado que nunca había estado lejos de mi hogar y de mi familia por tanto tiempo, así que significaba mucha responsabilidad y compromiso dar este paso. Asimismo, todo sucedió después de la época de la pandemia, entonces la experiencia de internacionalización era más retadora.
Llegué a España en agosto del 2023, dejar a mi familia y amigos fue uno de los momentos más complicados de esta experiencia; no obstante, yo sabía que había tomado una buena decisión pues buscaba crecer tanto académica como personalmente. En septiembre pude conocer la universidad y me recibieron con una bonita bienvenida, regalos y, sobre todo, mucho cariño y empatía pues estábamos lejos de casa. Desde mis primeros días en la UPNA pude confirmar que había tomado la mejor decisión al elegir esta prestigiosa universidad.
Mi permanencia de la UPNA fue de 5 meses y durante este tiempo me matriculé en cursos de diversas facultades pues quería aprender sobre diversas disciplinas. Todos los cursos fueron dictados por docentes altamente capacitadas en sus áreas, lo que me permitió aprender de su cultura. Cabe mencionar que al reconocer que era una estudiante de intercambio vieron en mí una oportunidad de aprendizaje, convirtiendo así muchos de los momentos de las clases en un intercambio cultural ricos en experiencias, de ida y vuelta, tanto de ellos hacia mí como mío hacia ellos.
Otro aspecto importante fu conocer gente de otros países, aunque pensé que sería complicado o imposible por la brecha del idioma con algunos, fue más sencillo de lo que pensé pues encontré en ellos personas muy amigables y conversadoras. Tuve la oportunidad de hacer amistades con personas de Chile, México, Francia, Italia, Alemania, Uruguay y España, amistades que, entre risas y conversaciones, me enseñaron acerca de sus culturas, costumbres, tradiciones, algunas muy diferentes a las mías, así como me sorprendió percibir que otras tenían algunos aspectos en común a pesar de pertenecer a diferentes lugares del mundo.
Vivir una experiencia de intercultural me hizo afianzar mi interés por seguir aprendiendo para así poder enseñar en un futuro con más herramientas educativas. Una vez más puedo confirmar que la educación no es sólo el aspecto académico, sino que va mucho más allá de eso porque también tiene que ver con los aprendizajes que adquieres a partir del encuentro con los otros. La experiencia de internacionalización me ha permitido generar un compromiso más grande con la educación para brindar esta oportunidad de apertura al mundo a todos los niños y niñas, para abrazar las diferentes culturas y costumbres, de manera que valoremos las diversidades y estar abiertos al encuentro cuando alguien que viene de otro lugar comparte con nosotros el aula de clases.
Estaré eternamente agradecida a la Facultad de Educación y a la PUCP por esta experiencia de intercambio, por los amigos y aprendizajes que me dejó la UPNA, y la felicidad que me brindó la ciudad de Pamplona en cada uno de los días que la habité y fue mi hogar. No voy a mentir, volver tampoco fue fácil, pues aunque extrañaba mucho a mi familia y el frío invierno en Navarra, sentía la necesidad de volver a disfrutar el verano limeño, dejar todo lo que había conseguido personalmente, para seguir construyéndolo pero en mi país. Al mismo tiempo, al partir y dejar a mis amigos internacionales se volvió una etapa complicada, pues las despedidas pueden ser duras y tristes; sin embargo, llevo todo en mi corazón con mucha gratitud y amor puesto que, aunque ahora las distancias son extensas y la comunicación más complicada, los vínculos que creamos son más fuertes que lo lejano que podamos estar territorialmente.
Finalmente, hoy estoy cada vez más cerca de culminar mi carrera, complementada por todo lo que aprendí. Siento que seré una mejor docente, con diferentes experiencias e historias que contar a los niños y niñas con los que compartiré en las aulas. Además, siento que me he formado como una docente dispuesta a aprender, pues nuestra labor no es solo “enseñar y dictar”, sino aprender y crecer en conjunto con la comunidad en la que nos encontremos. Así, concluyo, esta experiencia de internacionalización me ha brindado la confianza, la motivación y fortaleza para realizar mis prácticas preprofesionales que iniciarán en febrero del 2025.
Artículo elaborado por:
Luciana Céliz Vásquez
Estudiante de 8vo ciclo de Educación Inicial