Estudiar educación en la PUCP: un sueño vivido intensamente

04/07/2025

“Estar en la PUCP fue un sueño incluso antes de iniciar la universidad. Y cuando por fin lo logré, gracias a Dios, supe que no solo había alcanzado una meta: había abierto una nueva etapa en mi vida.”

Soy Diana Soledad Cabrera Chavéz, estudiante de la Universidad Nacional de Cajamarca. Desde mi llegada a la Facultad de Educación de la PUCP, cada día ha sido una experiencia transformadora. Aunque al principio me perdía entre los pasillos y edificios del enorme campus, cada recorrido era también una nueva oportunidad para descubrir la vida universitaria en su máxima expresión. Y, sinceramente, me perdería muchas veces más por revivir todo lo que encontré aquí.

Uno de los aspectos que más valoro de este intercambio ha sido el trato cálido de las personas. Desde estudiantes hasta docentes, pasando por autoridades y diversas direcciones, todos mostraron interés genuino en que mi estancia fuera agradable y enriquecedora. Así, no solo me sentí parte de la comunidad PUCP, sino también acompañada y valorada.

Además, encontré en la PUCP un abanico de oportunidades para crecer. Gracias a los talleres extracurriculares, pude aprender desde alfarería y tejido hasta preparar crepes saludables. También formé parte de la primera promoción de brigadistas de la universidad, lo cual fortaleció mis habilidades de organización, comunicación y liderazgo. Cada semana traía un nuevo jueves cultural, que era una ventana a distintas realidades: música, danza, arte y gastronomía convirtieron el “tontódromo” en una pequeña vitrina del mundo, como si el mundo entero cupiera en una calle.

En el aspecto académico, la calidad de las clases fue otro punto destacado. Las sesiones eran dinámicas y participativas, con docentes comprometidos y lecturas que abrían horizontes. Asimismo, las salidas de campo y las sesiones prácticas que pude aplicar en contextos reales reforzaron profundamente mi formación como futura docente. A todo ello se suman las bibliotecas, que ofrecen espacios cómodos y recursos actualizados, y los servicios de alimentación del campus, accesibles y variados, que hicieron más sencilla mi vida diaria.

Por otro lado, vivir las celebraciones en la Facultad de Educación fue una experiencia inolvidable. Fui porrista, asistí a cada partido y vibré con la energía contagiosa de las interfacultades. Cada experiencia fue un desafío, sí, pero también una confirmación de que estaba exactamente donde debía estar.

Hoy, al mirar atrás, puedo decir que me llevo de la PUCP mucho más de lo que esperaba: aprendizajes valiosos, amistades sinceras, habilidades nuevas y no solo conocimientos, sino confianza, seguridad y una versión más fuerte de mí misma. Este intercambio me retó en lo académico, lo personal, lo social y lo emocional. Y lo volvería a elegir una y mil veces.

Si alguna vez tienes la posibilidad de hacer un intercambio en la PUCP, no lo dudes. Porque aquí no solo estudias: aquí vives, creces y te transformas.

Nota elaborada por: 

Diana Soledad Cabrera Chavéz, estudiante de intercambio de la RPU.