Raúl Santiago es Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Navarra y especialista en Flipped learning o Aprendizaje Invertido. Es docente del curso El Aprendizaje cooperativo y las Tecnologías de la Información y Comunicación de la Diplomatura de Especialización en Uso Pedagógico de las Tecnologías de la Información y Comunicación para la Docencia y ponente en el webinar número 25 que organiza la Facultad de Educación y CISE PUCP.
Jueves 05 de noviembre del 2020
Entrevistadora: Rita Carrillo
Redacción: Mary Bustinza
El aprendizaje invertido o flipped learning es un modelo pedagógico que nos permite combinar el espacio individual y el espacio grupal para conseguir una mejor experiencia de aprendizaje con el profesor y los compañeros y compañeras en clase.
Muchas veces se confunde el flipped learning con el blended learning. En el blended learning o aprendizaje mixto el docente dice estos contenidos los vas a aprender a través de la plataforma y estos otros los vamos a aprender en clase (presencial o sincrónica online). Eso no es flipped learning, eso sería blended learning porque utilizo distintos espacios y distintos recursos para hacer distintas cosas.
El aprendizaje invertido implica conexión de tipo cognitivo y separación de fases. Debe haber conexión entre lo que hago en esa lectura o ese video y lo que voy a hacer en clase. Es importante que el docente sepa diferenciar qué desarrollo cognitivo va a abordar en el espacio individual y establecer los objetivos que se quieren conseguir de ese video, lectura, podcast, etc. Para que eso tenga una conexión con lo que voy a hacer en clase.
Existen otras modalidades como las videoclases, en las que lo mismo que haría en clase se graba en video. Eso tampoco es flipped learning porque una clase no es lo mismo que un video grabado, hay características que los diferencian.
Porque puede aprovechar mejor el tiempo de clase grupal con los estudiantes y favorecer todos los procesos de diferenciación y personalización. Es decir, gracias a las ventajas que me ofrece el aprendizaje invertido puedo atender mejor al grupo de estudiantes y a cada uno de ellos. Esto se debe a que la combinación que me ofrece este modelo pedagógico con las tecnologías digitales hace que yo pueda conocer – y el alumno también – dónde están los momentos y por tanto guiarlos eficazmente hacia su máximo potencial como estudiante.
La principal ventaja es que me permite personalizar e individualizar al máximo el proceso de aprendizaje tanto si es un grupo de veinte alumnos o si es un grupo de cien (lógicamente con cien va ser mucho más difícil), pero permite que el profesor deje de ser un sabio en la palestra, una persona que sabe mucho del contenido y simplemente lo que hace es una exposición unidireccional para pasar a ser un guía. Es decir, la palestra como espacio donde se mueve el profesor desaparece y el docente puede estar trabajando con los grupos porque ya ha habido un pre aprendizaje del contenido en, lo que llamamos en el flipped learning, el espacio individual. El espacio individual es ese momento y ese lugar donde el alumno accede a un contenido de aprendizaje trabajando, sobre todo, lo que llamamos las destrezas cognitivas de orden inferior para después explotarlas en las de orden superior.
El rol del profesor cambia, explotamos mucho más nuestras capacidades creativas, nuestras capacidades de evaluación, no solo en la evaluación sumativa. Desarrollamos nuestras capacidades de análisis, de dar feedback a los estudiantes y no ser solamente unas máquinas parlantes que año tras año exponen los mismos contenidos en las mismas fechas a estudiantes de, más o menos, las mismas características.
Si nos trasladamos hace cien años, el conocimiento estaba en los libros y en la cabeza del docente y un buen docente era capaz de transmitir, distribuir y motivar a los estudiantes por conseguir ese conocimiento. Ahora contamos con la suerte – y a veces también desventaja – de tener internet que es como un profesor que va creciendo y que va almacenando su contenido día a día. Por lo tanto, el conocimiento ya no está solo en los libros ni está en la cabeza del docente. El conocimiento está y, por lo tanto, la labor del profesor ya no es solo trasmitirlo y exponerlo, sino motivar y dinamizar para que el alumno lo aprenda. Sabiendo además que el alumno no solo debe aprender cosas, debe aprender a aprenderlas. Si algo nos ha enseñado la pandemia es que debemos ser capaces de aprender, reaprender y desaprender continuamente para adaptarnos a las situaciones que se nos plantean. Creo que el modelo de clase expositiva donde el alumno está de brazos cruzados escuchando lo que alguien le dice no es el más apropiado para hacer frente a situaciones que estamos viviendo.
Una fundamental es el sentido común. Si aplicamos el sentido común y no nos dejamos llevar por las modas tanto tecnológicas como metodológicas, sino que pensamos siempre en términos de qué es lo mejor para mis estudiantes estaremos dando con la tecla correcta. La tecla correcta tiene que ver con la creatividad, hablamos de profesores creativos, comunicativos, empáticos, que transmiten y dinamizan los grupos. Profesores que crean contenido o lo buscan, que son capaces de resolver los problemas que esta innovación lleva a cabo, resilientes porque las cosas no van a salir bien al principio y ser capaces de afrontarlas. El docente debe desarrollar ese conjunto de actividades, roles y creo que es muy positivo. Es mucho más bonito esa creatividad, imaginación, comunicación y asertividad que solo estar hablando a un grupo de alumnos independientemente de lo que sepan.
Porque esas carencias que hemos observado en la clase presencial ahora las estamos viendo potenciadas en el espacio virtual. Si es difícil en clase presencial saber si un alumno está, en términos académicos, en la clase, es decir, físicamente puede estar, pero ¿está verdaderamente participando en clase? En un momento virtual es mucho más difícil saber si están detrás de las cámaras o están haciendo otra cosa. El aprendizaje invertido como lo que hace es combinar esa experiencia de aprendizaje individual con una actividad grupal es una solución que muchos docentes han buscado.
En un estudio que hemos hecho dentro de Flipped Learning Global Initiative, una organización que agrupa a docentes flipped por todo el mundo, se encontró que el incremento de las búsquedas de los términos flipped learning, flipped classroom, aprendizaje invertido y clase inversa ha sido exponencial desde abril de este año. Muchos docentes veían que una de las posibles soluciones a estos problemas de pandemia, en términos educativos, era introducir el modelo de aprendizaje inverso.
Yo creo que hay varios escenarios:
El Flipped learning no se considera una metodología didáctica. Es un modelo que permite que dispongamos de tiempo para hacer proyectos, estudios de casos, prácticas o resolver dudas. El aprendizaje invertido me permite tener tiempo para desarrollar metodologías activas dentro del aula en función del área y del contenido. Una experiencia que tienen muchos docentes, en especial de primaria, es que se llevan muy bien con el aprendizaje basado en proyectos porque se trata de hacer algo, pero para hacer algo necesitamos antes saber algo. Como decía Aristóteles, “para poder saber lo que tenemos que hacer, tenemos que hacer lo que queremos saber”, la combinación entre saber cosas y hacerlas, cuando las hago me doy cuenta de lo que necesito para hacerlas. Esa combinación, ese ciclo de aprender cosas antes de clase para hacerlas con mis compañeros en clase es muy propio del aprendizaje basado en proyectos a través del aprendizaje inverso.
Distinguimos tres tipos de evaluación y los tres tienen mucha fuerza.
Los profesores que utilizan el aprendizaje inverso, afirman que ha sido una experiencia transformadora, la concepción cultural de la profesión ha cambiado. Es un cambio cultural que no se logra de la noche a la mañana y que afecta a los estudiantes y a sus familias. Hay un cambio porque puede que la tarea de un alumno sea ver un video de diez minutos en lugar de hacer cincuenta ejercicios de lo mismo. Cambia porque lo que se hacía en clase se hace fuera y lo que se hacia fuera se hace en clase.
El curso introduce la metodología del aprendizaje cooperativo que se combina muy bien con la tecnología. Lo que vamos a hacer es explorar el concepto, los fundamentos y técnicas de aprendizaje cooperativo unido al aprendizaje con proyectos y tecnologías. Se busca que el aprendizaje cooperativo sea la experiencia habitual en clase porque si algo nos ha enseñado esta pandemia es que aprendemos con otros y de otros. El aprendizaje cooperativo es seguro la suma potenciada de las inteligencias de todos los miembros de un grupo.
Quiero agradecer a la universidad todas estas iniciativas. Yo conozco a la universidad hace ya muchos años y es un referente no solo en Latinoamérica, sino en el mundo de habla hispana. Me parece motivador que se estén abordando este tipo de temáticas y estar pendiente de qué se está cociendo en el mundo educativo y cómo los profesores se pueden ir beneficiando.
El futuro de nuestros estudiantes y el compromiso que debemos tener los docentes para lograr lo máximo de ellos es algo a lo que no podemos renunciar.
El día jueves 05 de noviembre el profesor Raúl Santiago fue ponente en el webinar número 25 que realizó la Facultad de Educación y CISE PUCP. El webinar fue sobre Aprendizaje invertido y contamos con la participación de docentes de distintas partes del Perú, quienes pudieron hacer sus preguntas a través de Zoom y la transmisión en vivo por Youtube.
Pueden encontrar los videos completos de nuestros webinars en canal de YouTube y en nuestra web aquí