La importancia de educar en las emociones

22/09/2023

A partir del conversatorio “Retos y oportunidades de la educación emocional”, llevado a cabo el 28 de agosto con el Dr. Rafael Bisquerra, se generó un espacio de reflexión, acerca del desarrollo de las competencias socioemocionales en el contexto educativo, el cual motivó a escribir este artículo. En ese espacio de diálogo enfocado en la educación universitaria, el especialista resaltó la importancia de que la educación superior apunta a una formación holística del ser humano, visibilizando una formación dirigida no solamente a profesionales e investigadores, sino también a personas emocionalmente capaces.

Queda claro que los centros de estudio superior tienen como objetivo formar a futuros profesionales competentes, razón por la cual un alumno o alumna de pregrado debe cursar asignaturas de especialidad y de investigación y realizar prácticas pre profesionales, una vez que las competencias técnicas, científicas y profesionales son fundamentales en la formación superior. Sin embargo, si la universidad tiene el propósito de ofrecer una formación integral, nos cuestionamos ¿por qué las competencias emocionales no tienen el mismo peso que las otras competencias fundamentales? Tenemos la certeza que la educación socioemocional tiene que ser relevante en la formación de los futuros hombres y mujeres profesionales.

Desde la cuestión anteriormente formulada, el Dr. Bisquerra resaltó que los objetivos de la educación emocional se refieren al desarrollo de competencias emocionales: conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar. Ello implica necesariamente tomar conciencia de la interacción entre emoción, cognición y comportamiento, la capacidad para analizar los comportamientos, la búsqueda de ayuda y recursos, la capacidad de mantener buenas relaciones, así como adoptar comportamientos responsables para afrontar los desafíos diarios, buscando el bienestar individual y la buena convivencia.

La práctica de la educación emocional desde los centros de formación profesional, implican en palabras del especialista, diseñar programas y materiales, y capacitar a los profesores en las prácticas educativas emocionales. Asimismo, insistió en la elaboración de recojo de información para validar todas las propuestas curriculares ejecutadas, explicando que existen más de 450 instrumentos de medición y evaluación relacionados con las emociones. Entre estos instrumentos se incluyen pruebas de inteligencia emocional, cuestionarios de competencias socioemocionales y otros recursos para medir diversas facetas de las emociones, como ansiedad, estrés, depresión y acoso escolar, así como la resiliencia y el sentido del humor.

La importancia de medir y evaluar las emociones para tomar decisiones en los programas de estudios, cobran cada día más relevancia en la educación. El Dr. Bisquerra hizo hincapié por ejemplo en el uso de instrumentos como las escalas Likert, los pre-tests y post-tests, subrayando la importancia de la sensibilidad de los instrumentos de medición en la detección de cambios y en la aplicación de los instrumentos en diversos contextos estudiantiles. Tales herramientas propuestas por el ponente son aliadas para potenciar el bienestar de las instituciones y así crear un ambiente propicio para el desarrollo de competencias emocionales.

Finalmente, consideramos que la universidad debe abordar la educación emocional no solamente como un complemento a la experiencia universitaria en forma de talleres, conversatorios o acciones de bienestar. Cabe a las casas de estudio, valorar la educación socioemocional como un eje tan fundamental en la formación académica y profesional como lo es la investigación y la práctica laboral. Dicho esto, nos queda claro que interesarnos mucho más en la educación emocional sumará grandes aportes en nuestra formación profesional docente y en nuestro crecimiento personal.


Nota elaborada por:
Angela Figueroa, directora de carrera de Educación Secundaria; Silvia Almeida Pareja Da Silva y José Fernando Lavado Quisocala, estudiantes de Ciencias Sociales.

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