La infancia es un periodo fundamental de la vida, en el cual el desarrollo humano se ve comprometido por las experiencias que vive el niño, sus relaciones con sus figuras de apego y también por factores externos que inciden en su desarrollo. Por ello, es siempre importante recordar que el trabajo con la primera infancia exige de una preparación y formación profesional rigurosa e integral, la cual actúa enfrentando los retos que propone el contexto nacional y mundial desde la mirada pedagógica, en colaboración con las autoridades pertinentes y con las familias. Ante lo expuesto, abordaré algunos puntos importantes sobre los que considero es posible reflexionar en nuestra coyuntura.
Para comenzar, quisiera resaltar el panorama político al que se enfrenta nuestro país, el cual en los últimos años ha dejado mucha incertidumbre, inestabilidad e incluso incidió en el cierre temporal de las escuelas el año pasado. Sin duda alguna, la agitación social que se vive y la falta de políticas aplicadas impide el desarrollo normal del año escolar. Más aún, las condiciones ambientales que se viven en diversas zonas del país con el aumento de las lluvias que han traído como consecuencia los huaicos, lo que revela el rezago que hay en la prevención y planificación estratégica para preservar el bienestar de la población, poniendo en riesgo también a los niños. Sin lugar a duda, desde la profesión docente se deben fortalecer los servicios de atención infantil y salvaguardar su seguridad, las clases escolares se han visto comprometidas, pues hay instituciones que se ven limitadas en cuanto a recursos e infraestructura, por lo cual las autoridades deben proveer los medios necesarios para garantizar el acceso a la educación de todos los niños y las niñas. Entonces, es necesario tener una postura flexible y ser sensible para estar responder y estar a disposición de las necesidades de los estudiantes, teniendo en cuenta que las condiciones ambientales influyen directamente en el aprendizaje y en el bienestar de los alumnos.
Durante la pandemia se llevó a cabo las clases de manera virtual, haciendo uso de las plataformas como Meet, Zoom y también WhatsApp. Sin embargo, la conectividad fue una limitación mayor en zonas rurales, puesto que el acceso a dispositivos tecnológicos y su uso se centra mayormente en las ciudades. De acuerdo con Castillo y Sandoval (2022), el contexto vivido por las familias y la experiencia escolar virtual han tenido un impacto negativo en el desarrollo integral de los niños, generando rezagos en el desarrollo de su lenguaje, limitadas experiencias de aprendizaje vivencial, reducidas oportunidades de juego y de socialización. De esta manera, se ha visto comprometido el desarrollo de la cognición de los niños, de su imaginación, la comunicación, el despliegue de sus competencias sociales, así como la apropiación de los elementos de su cultura, la toma de acuerdos y la formación de su identidad.
Como consecuencia, hoy se visibiliza una brecha de aprendizajes diferenciados en la población infantil, que representan un reflejo de la desigualdad, esto sin mencionar la urgente necesidad de atención a la diversidad y garantizar el acceso educativo a los estudiantes con discapacidad, puesto que es necesario que las docentes conozcan estrategias para fomentar su adaptación socialización con sus pares y brindarles una experiencia educativa óptima, asegurando las mismas oportunidades de participación.
Somos conscientes de que la situación intrafamiliar se ha visto afectada económicamente por los estragos de la pandemia y la inflación que hemos experimentado en el último año, lo cual reduce las oportunidades de garantizar la escolarización, especialmente de las niñas, puesto que hay zonas del contexto rural de nuestro país donde se prioriza la educación de los hijos a la de las hijas. Desde la formación inicial docente se debe abordar el currículo y las prácticas docentes cuya orientación apunte a conseguir una igualdad de género y transformar las escuelas para promover cambios culturales en las comunidades, asegurando la equidad; y más aún, propiciar las condiciones para construir juntos ciudadanía, donde los niños y niñas puedan tomar responsabilidad social y enfrentar los problemas siendo acogidos por una mirada esperanzadora y positiva que les brinde protagonismo. Estas acciones deben ser incorporadas desde la Educación Inicial y mantenidas a lo largo de toda la escolaridad.
Otro de los retos que debe enfrentar la educación es la estrecha relación que hay entre la experiencia escolar y la salud mental, pues el confinamiento y los acontecimientos diversos acontecidos en pandemia provocaron experiencias positivas, y para otros, negativas, las cuales han tenido un gran impacto en el comportamiento de los niños. Con ello surge la reflexión sobre los vínculos de apego que tienen nuestros niños, y cómo estos han sido influenciados por el estado emocional de sus cuidadores, pues los resultados de la Evaluación Continua del Impacto del Covid-19 (ECIC-19) de la Fundación Baltazar Nicolás, la Comunidad Peruana de Aprendizaje de la Primera Infancia (COPERA) y el Grupo de Investigación de Relaciones Vinculares y Desarrollo Socioemocional (2021) señalan que 2 de cada 10 cuidadores presentan indicadores de depresión, mientras que, 8 de cada 10 presenta indicadores de ansiedad. Claramente, los vínculos de apego y la calidad de las interacciones se ha visto afectada negativamente por la preocupación, el miedo y los sentimientos propios de los cuidadores en este contexto.
Frente a ello, considero que desde nuestro rol docente debemos tener una actitud abierta, flexible y empática para comprender la situación que viven nuestros estudiantes y sus familias en el contexto en el que se encuentren, pues estos son tiempos donde la sensibilidad y la tolerancia deben primar, comprendiendo que la dimensión afectiva-emocional de los niños se ve afectada por razones múltiples. Recordemos que la conducta, las emociones y el pensamiento son interdependientes, por lo cual, evitemos la emisión de juicios y dirijamos la mirada hacia la complejidad de los problemas que afectan a la infancia a fin de intervenir oportunamente.
Sabiendo los desafíos que debemos afrontar, los animo a seguir comprometiéndose con la vocación docente, pues nuestro rol es importante en el crecimiento de los niños y su proceso de aprendizaje. Asimismo, es importante que trabajemos de la mano de las familias, que estemos a la escucha, recuperemos sus saberes y los acompañemos. Entonces, para lograr los cambios que deseamos para el bienestar de nuestros estudiantes, tenemos que trabajar articuladamente con la institución educativa, las familias y, por supuesto, seguir formándonos cada día para responder a las necesidades e intereses de los estudiantes.
En definitiva, mantengamos el entusiasmo para abrigar las ilusiones de nuestros niños por un futuro mejor, donde se sientan escuchados y apreciados.
Referencias:
Benavides,M.(2005). Educación de las niñas: Lecciones del contexto peruano. GRADE. http://www.grade.org.pe/upload/publicaciones/archivo/download/pubs/Informe_FinalP400.pdf
Castillo Miyasaki, I. E., & Sandoval Figueroa, C. M. (2022). Influencia de la pandemia en la interacción y juego de los niños de educación inicial. Revista Andina De Educación, 5(2), 000521. https://doi.org/10.32719/26312816.2022.5.2.1
COPERA, Fundación Baltazar Nicolás, Grupo de Relaciones Vinculares y Desarrollo Socioemocional. (2021). Resultados de la Evaluación Continua del Impacto del Covid-19. https://fundacionbaltazarynicolas.org/wp-content/uploads/2022/06/ECIC-19-1.pdf
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Elaborado por Faviana Acero Quintana
Estudiante del 7mo ciclo de la carrera de Educación Inicial