En las últimas décadas, los desafíos sociales, ambientales y culturales han puesto en evidencia la necesidad de formar ciudadanos capaces de comprender su vínculo con los otros y con la naturaleza. La escuela, como espacio privilegiado de convivencia y aprendizaje, se convierte en el escenario donde los estudiantes pueden desarrollar las competencias necesarias para construir una ciudadanía activa, responsable y comprometida con el bien común. Educar en ciudadanía, por tanto, no se reduce a transmitir normas o contenidos, sino a fomentar experiencias significativas que integren la empatía, la reflexión crítica y el respeto por toda forma de vida.
En este contexto, la ecología integral surge como una propuesta que amplía la noción de ciudadanía hacia un horizonte más amplio: el cuidado de la casa común. Este enfoque, inspirado en la interdependencia entre las dimensiones humana, social y ambiental, invita a comprender que la crisis ecológica es también una crisis ética y educativa. Formar ciudadanos ecológicamente conscientes implica promover valores de solidaridad, justicia y sostenibilidad, que permitan repensar la relación entre las personas, la comunidad y la naturaleza.
A raíz de ello, el profesor Alonso Velasco, desde el curso de Didáctica de la Identidad y Convivencia Democrática nos planteó la propuesta del Proyecto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) para abordar la temática de Ecología Integral. Este proyecto fue llevado a cabo por dos grupos de estudiantes de entre 4 a 5 integrantes con las expectativas de elaborar propuestas de talleres en dos grados; cuarto y quinto grado de primaria. La institución educativa John F. Keneddy perteneciente a la UGEL 03 Breña en el Cercado de Lima fue la I.E. electa y en compromiso con su propuesta educativa y oportunidades de mejora para sus estudiantes colaboró con la Facultad de Educación de la PUCP para realizar los talleres.

El objetivo de este proyecto fue que los estudiantes a partir de diversas actividades colaborativas, sensoriales y artísticas puedan desarrollar conciencia ecológica, reflexionar sobre la importancia de las áreas verdes y adquirir valores y compromisos por el cuidado del entorno y los recursos que los rodean. Estos objetivos fueron guiados a través del enfoque de “Casa Común” como hogar de la humanidad en el que habitamos en comunidad apelando a su formación ciudadana. De esta manera, el estudiantado pone a servicio sus prácticas educativas para contribuir a la formación de estudiantes reflexivos, empáticos, analíticos y comprometidos por la construcción de sociedades sostenibles.
Para el desarrollo de los talleres, se realizó un trabajo de diagnóstico en la institución que nos permitió tener un panorama más amplio de sus características y, sobre todo, identificar sus principales necesidades respecto al tema de ecología integral. Para ello se emplearon fichas de observación y entrevistas. A partir de estos instrumentos, se identificó que la institución presenta necesidades vinculadas al fortalecimiento de una educación basada en la ecología integral. Si bien existe una valoración general hacia el cuidado del ambiente y se desarrollan proyectos colectivos y actividades ecológicas, todavía falta consolidar estas prácticas en la vida cotidiana de los estudiantes y en los documentos de gestión para asegurar continuidad y sostenibilidad. Además, se evidenció la falta de una infraestructura adecuada para el manejo de residuos y la necesidad de una mayor articulación con la comunidad para que las acciones ambientales puedan trascender del espacio escolar.
Los talleres se llevaron a cabo con dos grupos. El primero, “Guardianes Verdes”, estuvo orientado al cuidado del entorno escolar mediante la experiencia sensorial, creación de compromisos y limpieza de las áreas verdes, la separación de residuos sólidos y la elaboración de afiches y materiales creativos para sensibilizar a la comunidad. Este proceso se trabajó a lo largo de cuatro sesiones tanto dentro como fuera del aula. El segundo taller, “¿Cómo quiero S.E.R.?”, se realizó en una sesión de dos horas con estudiantes de quinto grado y tuvo como eje los valores de sensibilidad, empatía y respeto, vinculados a una mirada de ecología integral. A través de dinámicas lúdicas y trabajo en grupo, los estudiantes revisaron cómo sus acciones diarias impactan en el ambiente y produjeron materiales de concientización para compartir con sus compañeros.
Tras la implementación de los talleres en la institución educativa, el proyecto generó un impacto positivo en los estudiantes, la escuela y los agentes educativos relacionados. Los estudiantes pudieron reflexionar sobre la importancia de la ecología integral y la “casa común” de manera más consciente, a través de actividades dinámicas y significativas. El producto realizado en ambos talleres mostró los aprendizajes adquiridos, evidenciando una capacidad crítica para argumentar ideas en torno a esta temática. De esta manera, no solo se fortaleció una mirada más reflexiva en los estudiantes, sino que también se generó un impacto que puede extenderse a sus prácticas cotidianas, a la escuela y a su comunidad, pues lo aprendido se convierte en un impulso para que ellos mismos comiencen a transformar su propio entorno.
De esta experiencia se reconoce la importancia de promover el cuidado del medio ambiente y la responsabilidad que cada estudiante asume con su entorno, todo ello, desde un acompañamiento gentil y respetuoso que reconozca los intereses de la niñez y la sensibilidad del ser humano .Además, se destaca el valor de aprovechar las áreas verdes y los espacios abiertos que invitan a reflexionar más allá de las paredes de un aula tradicional.
Al trabajar estos talleres con base en ecología integral resulta especialmente valioso comprender que niños y niñas tienen mayor facilidad para percibir empatía y sensibilidad por problemáticas sociales como la ambiental actualmente. Esta mirada sobre el proceso de aprendizaje en el nivel primario permitió al grupo de estudiantes reflexionar sobre su rol para la sociedad. Son los docentes quienes cultivan esta fortaleza y la potencian para formar ciudadanos participativos. Por ello, se reafirma el compromiso de seguir motivando más proyectos individuales o colectivos desde la academia que beneficien a diversos sectores sociales.
Los talleres sobre ecología integral en el nivel primaria son fundamentales para combatir los efectos negativos de la contaminación y el calentamiento global que aqueja al mundo. Si bien resulta un reto para docentes y padres de familia contribuir a la formación integral de valores y hábitos ambientales es indispensable que se reconozca a la comunidad como parte del espacio de aprendizaje. Este es el entorno en donde los estudiantes pondrán en práctica lo aprendido de las escuelas, para ello también se requiere el compromiso de la comunidad.

Finalmente, el Proyecto de Responsabilidad Social Universitario permitió reconocer cómo la conciencia ecológica puede fortalecerse a partir de experiencias educativas concretas y significativas. Los talleres desarrollados evidenciaron que la articulación de las didácticas, la reflexión y el trabajo colaborativo no solo reafirma la importancia de cuidar nuestra “casa común”, sino que también impulsa a los estudiantes a asumir un rol activo en la transformación de su entorno. Asimismo, se invita de manera integral a todos los agentes educativos a seguir construyendo lazos que permitan generar aprendizajes que trascienden las aulas. De este modo, será posible promover cambios reales a través de proyectos donde el juego y el arte están siempre presentes.
Nota elaborada por: Gianella Ccecho, Cecilia Colombo y Nayelif Soto
Agradecemos también el apoyo y participación de los estudiantes: Dylan Benavides, Francesca Genara, Isabella Prado, Jie Cao, Maria Santos y Carlos Escobar